Durante algún tiempo de mi vida, sentí que no encajaba en muchos lugares.
Tenia relaciones en las que me costaba poner limites, vivía siendo complaciente con los demás y prácticamente tratando de agradar al otro, para que… para no sentirme rechazada o excluida.
Me callaba constantemente lo que pensaba por miedo a incomodar o a perder a los que amaba y tenia una sensación constante de “no ser suficiente” (bueno, creo que aun está presente en ocasiones). Me he perdido tantas veces en lo que los demás necesitaban de mi, que me olvidaba de lo que yo necesitaba.
Me dolía mucho no saber como salir de ese ciclo, pero también debo confesar que me daba miedo cambiar; no tenia otras referencias, no sabia como ni por donde empezar.
Al iniciar en esté camino, creo que inicie como todo psicólogo que está en la carrera inicia. Buscando que me validaran mi proceso de terapia para pasar una de mis materias. Pero definitivamente no creía que comenzaría un camino sin retorno. La terapia apareció como un espacio nuevo y profundamente transformador. Encontré contención, palabras que me devolvieron la claridad y sobre todo la posibilidad de encontrarme a mi misma.
Empece a reconocer mis heridas, a cuestionar lo que creía sobre el amor (tema del que aun sigo aprendiendo), sobre mi valor y sobre lo que “debía ser”. Me di cuenta de que estaba viviendo desde el miedo, desde la carencia, desde la idea de que tenia que ganarme el afecto de los demás. Con el tiempo, la terapia me ha ayudado a sanar vínculos o a deshacerme de otros, a ir tomando decisiones mas alineadas con lo que soy y a construir una vida mas autentica.
Aunque he de confesarles que aun hoy por hoy me dejo llevar mucho por las expectativas que otros tienen sobre mi; no crean que es magia… hay mucha chamba de por medio.
Me di cuenta de que si yo pude encontrar una versión de mi misma mucho mas alineada con mi propio ser, gracias a un espacio seguro, yo quiero ser ese espacio en donde otros puedan conocer esa versión de si mismos.
Desde esté lugar, hoy acompaño a otras personas que se sientes desconectadas de si mismas.
Personas que aman pero que no saben como poner limites.
Que han perdido su voz en relaciónes que ya no los nutren.
Que dudan de su valor, de su camino y de su capacidad para crear una vida mas plena.
Mi trabajo como terapeuta no es decirles que hacer, sino ayudarte a escucharte, sostenerte en los proceso difíciles y ofrecerte herramientas para que puedas volver a ti con mas amor, claridad y fortaleza.
Creo en una terapia calidad, cercana y consciente.
En la importancia de sanar desde la raíz, sin prisas pero con profundidad.
Y creo que todas las personas - sin excepción - merecen tener una relación mas honesta y amorosa consigo mismas.
Todos merecen sentir el placer de habitarse.
"Habitarse" es la forma reflexiva del verbo "habitar". Significa vivir o residir en un lugar, pero con una connotación más de "vivir en un lugar de forma arraigada" o "sentirse a gusto en un lugar". También puede referirse a la idea de habitar o construir un espacio en un sentido más amplio, como construir un hogar para el alma o una identidad.
Después de tantos años he aprendido a habitar(me).
A estar y vivir en el presente.
Saber cuales son mis gustos y mis necesidades.
Poner y defender mis limites.
Pero sobre todo a actuar desde mi ser mas autentico.
Siempre congruente, siempre coherente, siempre consciente.
A veces doy pasos para atrás, me vuelvo a perder y a reconstruir; como cualquier ciclo de está vida.
Y aun hoy, sigo sintiendo que no encajo en muchos lugares, sin embargo ya no me escondo.
Sigo aprendiendo a poner limites, pero mucho mas segura de ellos y de lo que quiero con ellos.
Ya no complazco a los demás, elijo elegirme todos los días.
Habitarte es quitarte el piloto automático y construir el hogar para tu alma.


